Big Data y desigualdad de género: ¿Puede el Big Data luchar contra la desigualdad?
La ONU puso en marcha hace ya dos años un estudio global para conocer mejor el status social, económico y de salud de las mujeres alrededor del orbe. Big Data y desigualdad de género, una nueva utilidad a la infinita lista de utilidades de esta herramienta todopoderosa. La lucha contra la desigualdad acapara un gran protagonismo en la lucha social.
La vicedirectora de la iniciativa de la Fundación ONU para los datos de género, Rebecca Furst-Nichols, dijo recientemente: “Nadie estaba investigando de qué modo el big data puede aumentar el rango, cantidad y calidad de los datos sobre las vidas de las niñas y mujeres (…) Los datos digitales pueden complementar a los tradicionales porque se generan de forma continua y se recolectan pasivamente, cubriendo zonas, temas y grupos de población que a día de hoy son invisibles para sus propios Gobiernos.”
Deseamos pues que los gobernantes de todo el mundo sean capaces de aprovechar el potencial de la información.
Lamentablemente tras el estudio de la ONU el sexo con el que nazcas o tu lugar de nacimiento sigue marcando la diferencia.
El big data es una herramienta para cerrar esas brechas de desigualdad y educar en la igualdad.
Paisajes de desigualdad
Cuatro de cada cinco países sí producen de forma más o menos periódica estadísticas desglosadas por sexo. Esta conclusión apunta el informe Big data y desigualdad de género de Data2x.
Sin embargo, estos datos no tienen la precisión geográfica suficiente para orientar políticas o planes de ayuda a escala local. Programas sobre cuestiones de tanto calado como el analfabetismo y el acceso a contraceptivos por parte de las mujeres. Los encuestadores gubernamentales no llegan a todas las aldeas de Kenia, Tanzania, Nigeria, Bangladesh y Haití. Las imágenes de satélite sí que lo hacen.
¿Y qué tienen que ver el clima, la producción agrícola o la distancia a carreteras que muestran estas capturas con el estatus social y de salud de las mujeres? Lo suficiente para inferir su bienestar en territorios que nunca ha pisado un funcionario.
De hecho, los mapas generados en el estudio para cuestiones como el analfabetismo revelan paisajes de desigualdad. Desigualdad de género entre regiones de un mismo país ocultos hasta la fecha. Esto abre la puerta al diseño de intervenciones dirigidas a las mujeres más vulnerables. Aunque la correlación entre fenómenos geoespaciales y el estatus de las mujeres varía en cada país, ya hay resultados prometedores. En Nigeria, se han visualizado zonas de clara desigualdad entre niños y niñas.
«Lo revelador es que esta desventaja de las niñas frente a los niños en Nigeria no se puede generalizar». Remarca Vaitla. «Lo que se observa es un complejo patchwork de desigualdades relacionadas con la zona geográfica, la densidad de población, los sistemas agrícolas y otros factores geoespaciales».